martes, 12 de octubre de 2021

¿QUIEN QUIERE CUBRIR CAMBACERES?


Por FACUNDO ACHE (Radio La Redonda)

 ¿Quién quiere cubrir Cambaceres? La pregunta se escuchó en una de las “aulas chicas” del viejo edificio de la aún Escuela Superior de Periodismo en la calle 44. Los nuevos alumnos habíamos encontrado eco en las autoridades para hacer una publicación mensual deportiva para tener experiencia, para ir encontrándose con la realidad del periodismo un tanto disociada entonces de lo que pasaba académicamente. Nacía Diagonal Deportiva y yo levanté la mano: había visto algunos partidos de Defensores en el título de la C en el ’91 (Bellomo; Gómez, De Felice, Haramboure, Gebel; Quiroga, González, Aragón; Acevedo, Calderón, Scrignar), me caía bien el club, le tenía cariño a Ensenada por haber jugado en Catella…Así nació esta historia.

Es antiperiodístico usar la primera persona del singular. Y además, odio el yoísmo. Pero cuando hablamos de fútbol y de clubes, hablamos de sentimientos. Del amor de los hinchas, del cariño de quienes llegamos trasplantados  a una función profesional pero no ascéptica. Porque un par de veces por semana había que ir a Rivadavia y Quintana porque al partido había que sumarle alguna nota en la semana, porque había que cumplir con AM Rocha que también me había confiado la cobertura. Y no se le podía fallar ni al Cholo Blesa en la revista ni a Daniel Campos en la radio. Y menos a Defensores. A sus técnicos, a sus jugadores, a sus dirigentes, a sus hinchas.

Fluyen los recuerdos. Del laburo de Chocho Guirotane. El Dr Cruz. Piancazzo. Juanchi Guerra. La cola para usar el teléfono de línea para pasar los goles por la radio (no, no había whatsapp y casi no existían los celulares). Y fue emotivo ver despegar a Caldera a Estuidiantes. De la mano de Ignomiriello llegaron jugadores con pasado en Primera como Mir, Perroud, Ferlatti o Taverna. Tiempos de buenas campañas en la B, cuando nos cruzabámos en la platea con el negro Bulos, Lucho Marcelli o Germán Testa con sus sueños en el periodismo y Gabriel De Charras siempre firme y Pablo Pollarolli que era palabra sagrada. Se sucedieron alegrías y tristezas. Ver llegar a un crack como el Mencho Mena. Descender y no poder aprovechar la chance de la reválida contra Midland en la cancha de Argentino de Quilmes cuando los penales opacaron una movilización impresionante desde Ensenada.  Y se mezclan partidos y recuerdos, porque de la mano de Casado y Manzini el Rojo volvió a la B porque tenía un equipazo (y el banderín de la tarde del ascenso está ahí, firme en una pared de mi oficina) pero antes el Mono Rodríguez hizo un gol de arquero de 70 metros para empatarle a san Martín de Burzaco en Ensenada (y como no vas a gritar semejante gol, ¿no tenés sangre?). Y apellidos como Bernald, Chiappetta, Da Ponte, Cataldo, Pablo Licht, Contana, Matías Sánchez, Chiodi…mañana o pasado recordaré y no me perdonaré algunas omisiones.

Después, los caminos del periodismo fueron hacia otro lado, pero siempre pendiente de Defensores. Volví un par de veces, como la tarde del último partido de José Luis Calderón. Siempre (me) prometo volver. Y así va a ser, porque uno siempre regresa a donde fue felíz. Y como a Pichuco las estrellas le recordaban el camino a casa, tal vez las de Camino Rivadavia y Quintana me digan “Gordo, gordo, quédate aquí. Quedate aquí”.