lunes, 10 de marzo de 2008

"Camba" fue un desastre, perdió 3 a 0 con Acassuso y quedó cerca del abismo








Defensores de Cambaceres jugó muy mal, no tuvo ideas y fue derrotado en forma contundente por 3 a 0 en su cancha por Acassuso, un rival directo en la lucha por no descender. El Rojo fue superado en todas las líneas y quedó muy cerca del abismo. El equipo no tuvo respuestas en los noventa minutos, nunca entendió que se jugaba una final y sus hinchas despidieron con un silencio casi sepulcral a los jugadores. Para colmo, San Telmo venció 3 a 0 a Talleres y la posibilidad de perder la categoría esta más latente que nunca. El Rojo terminó con diez por la expulsión de Seevald, por doble amonestación a diez del final.
La desesperanza invade a la gente de "Camba". Las fechas pasan, el equipo no responde, no está a la altura de la divisional y todo pareciera estar supeditado a un milagro.
Era una final dijimos y había que jugarla como tal, muy concentrado en todo el partido. Pero solo lo entendió Acassuso. "Camba" entró dormido y lo pagó muy caro. La visita hizo en todo momento mejor las cosas, mostró buen juego en la mitad de la cancha y supo golpear a un equipo quebrado anímica y fútbolisticamente.
A los cinco minutos, Acassuso llegó al gol a través Montenegro y eso fue clave para el posterior desarrollo del partido. Ese tanto terminó de desacomodar al Rojo, lo sacó del cotejo y cuando más debía mantener la calma, entró en un nerviosismo y desorden generalizado. Fue un impacto duro del que ya no supo reponerse. Cada vez que la visita lograba manejar con criterio el balón y llegaba por los costados desnudaba las falencias defensivas del once de Borgarelli. Quillutay, con su despliegue, y Amato, con unas pocas pinceladas de su talento, buscaban ordenar a un equipo sumido en su propia impotencia.
A medida que pasaron los minutos, el Rojo intentó reaccionar y sufrió otro mazazo. Iban 33 minutos, cuando Ladogana tuvo el empate a sus pies y no supo definir ante el arquero Rhul. Remató sin precisión, tapó el arquero y en el rebote se enredó con la pelota. Para colmo de males, un minuto y medio después, la visita ensayó el manual de la contra, habilitación para Romero que definió alto para el 2 a 0.
Sobre el final de la etapa, Ladogana, lesionado, debió dejar su lugar a Martín Muñoz.
Para el complemento, Borgarelli se jugó con los cambios que le quedaban Adentro Casanova y Soria, afuera Oltolina y Amato, para darle aire y frescura al medio. Era a matar o morir y Defensores terminó muriendo. Si bien fue a buscar, siempre se encontró con un equipo bien parado y chocó, eso es cierto, contra sus propias limitaciones. El Rojo nunca dio sensación de seguridad. A los doce minutos, un mal rechazo de Gesualdo, le dejó servida la contra a la visita y no la desaprovechó. Minici combinó con Romero, taco y definición alta de Minici para poner un rotundo y doloroso 3 a 0. Y asunto liquidado. Hubo media hora de más en un encuentro totalmente definido. Un equipo que no tuvo reacción y terminó sumido en su propia desesperanza. Como la de los hinchas. Algunos de los cuales, en la cabecera de Quintana, enrollaron sus banderas y se sentaron en la tribuna ante tanta impotencia. Por momentos, el silencio se cortaba con una cuchilla. Nadie entendió a que jugó Defensores en un partido tan vital para sus aspiraciones. Muchos se fueron pensando que la suerte está echada. Viendo el rendimiento futbolístico del equipo, las nueve fechas sin ganar en el torneo y los resultados de los otros equipos, razones no faltan para pensar que el abismo (léase descenso) está cerca.