Parece estar destinado a que no le salga nada bien. Cuando le empató a Atlanta heroicamente hace 10 días, al día siguiente ganaron todos los de abajo. Cuando le ganaba 2 a 1 a Tristán Suárez el viernes, se lo empataron en el final; y ahora, en la agonía de un partido que ya debía haber terminado (Derevnín dio 5 exagerados minutos), volvió a perder contra Español en un partido que había empezado ganando y parecía tener controlado. Pura bronca.
Esta vez el verdugo de turno fue Español, que con poco se fue agrandando en un partido en el que arrancó bastante mal, y sobre todo después de la expulsión de Ibanez (a los 13 del segundo tiempo) inclinó la cancha hasta ese minutos 49 en el que Russo le comete penal a Rial, y el ingresado delantero transformó en gol, y en indignación. Es que el penal fue clarito e indiscutible, Russo prácticamente tropezó con el cuerpo del delantero, pero era tanto lo que había luchado el equipo por llevarse aunque sea un punto, que el final fue digno de un ataque de nervios.
Pero empecemos por la crónica del partido. De arranque Español estuvo un poco más dinámico a partir de las buenas tareas de Bruno Calabria y el polaco Ojeda; pero sin lastimar demasiado, salvo un centro atrás que no llegó a conectar Gareca. Hasta que a los 20 minutos, Camba que estaba ordenado pero algo contenido llegó al gol. Le quedó una pelota a Lema de espaldas al arco, la aguantó hasta encontrar la descarga en Ladogana, que a la carrera y como venia metió junto al palo derecho un remate no fuerte, pero muy preciso.
Ideal para empezar a manejar el partido, porque Español, que venía de 3 derrotas al hilo, se puso muy nervioso e impreciso, y el Rojo, con Quillutay robando todo en el medio, más la voluntad de Ladogana por derecha y el otra vez imparable Víctor Gómez por todo el frente de ataque, se las rebuscó para mantener a los gallegos lejos de Nacho. Aunque en realidad este haya tenido 2 intervenciones muy buenas, sobre todo un tiro libre al ángulo que le sacó a Calabria. Y que inmediatamente después del gol de Ladogana, Gareca se perdiera como toda la tarde un cabezazo solo.
Hasta allí Camba se mostraba como un equipo bien parado en líneas generales, pero con dos déficits: 1)poca llegada con acompañamiento de los volantes para los delanteros, y 2) errores en la zaga central otra vez improvisada por las circunstancias de Russo y Seevald. De esa forma, Banegas, que extrañamente jugó como enganche, hizo más lo que pudo (dejando absolutamente todo) que lo que requiere un conductor. Aunque todas estas menciones en definitiva no sean otra cosa que la elección dentro de las posibilidades con las que cuenta Lalo Borgarelli en un equipo averiado.
Conclusión: un primer tiempo con un desarrollo bastante parejo en el juego, pero con difrencias a favor del local en las llegadas. Por eso el gol de Ojeda llegó casi por decantación. Un remate de Gareca muy bien tapado por Nacho, y tras rebotes, el volante ex Almirante que fusiló al uno con una bolea.
Fue un golpe duro para irse al descanso. Pero más duros iban a ser los que vendían en los primeros 15 del complemento. De arranque, Gómez mano a mano estrella una pelota en el palo demostrando la falta de liga de este equipo. Y al rato, mano infantil de Ibáñez, doble amarilla y expulsión. Casi que allí mismo, Camba resignó sus aspiraciones de ganar, y los cambios así lo ratificaron. Salieron Lema y Banegas, y entraron Soria y Muñoz.
El plan era aguantar, y aguantó. Hasta que Español erró un par de ocasiones, y Derevnín decidió jugar hasta el minuto 50. Lo del minuto 48 fue una premonición; mano en el área del gato Gamberini que para nosotros fue penal no cobrado. Y un minuto después lo dicho, Russo que se comió a Rial, y este que lo convirtió en gol. Y en angustia para Cambaceres
Lalo Borgarello volaba de la calentura, suponemos que no por el penal, si no por el adicional. Y aunque tenía razón, sabía que ya no se podía hacer nada. El resultado, otra vez, estaba sentenciado. Ahora debía ir al vestuario, y moralizar a sus jugadores una vez más. Porque el lunes llega Acassuso, una de las últimas oportunidades. Porque la única opción sana es concentrarse en ello, y porque al fin ya la cosa estaba juzgada. No había nada que hacerle, era otra maldita tarde de miércoles...
Por Martín Ortiz (www.lasvocesdelascenso.com.ar)