La gran noticia del día es que ganó Defensores de Cambaceres después de once fechas. Sí, el Rojo volvió el triunfo cuando más lo necesitaba. Tres meses y nueve días pasaron desde aquel lejano 25 de noviembre cuando la victoria 2-0 ante El Porvenir era un hecho. Pasaron seis empates y cinco derrotas, pasaron Borgarelli, Bastia y ahora Zuccarelli. Camba se sacó una espina que tenía clavada. Gritó por primera vez en el año en un triunfo justo y merecido ante San Miguel, por 2 a 0.
El Rojo jugó con el sello que impone su entrenador. Primero, por sobre todas las cosas, preservó el orden. Jugó con dos líneas de cuatro y buscó contragolpear. Lo hizo de manera inteligente. Golpeó en los momentos justos y pudo festejar.
La necesidad de ganar tuvo un aliado incondicional: el gol tempranero. Iban solo tres minutos de juego cuando Naser, desde una posición cerrada, reventó el ángulo derecho con un potente disparo. El rebote le quedó servido a Diego Matías Jaime, que solo tuvo que empujar al gol. Fue el gol de la tranquilidad. El gol que sirvió para trabajar el partido a su conveniencia. Por momentos, la visita se adelantó demasiado en el campo de juego y con la habilidad del 11, Paez, llevó peligro. Precisamente, el atacante, en gran acción, le sirvió el gol a Jimenez, que remató por arriba del travesaño.
Jones y Benavente tenían mucho trabajo en la mitad de la cancha en la recuperación de la pelota. Y con Naser, inspirado, y Jaime, movedizo, el Rojo se las arreglaba para complicar a la defensa visitante.
La tarea táctico de Camba no trajo novedades en el segundo tiempo. Se agrupó bien atrás, le dejó la pelota a su rival y buscó sorprender de contra. San Miguel ya no estuvo incisivo como en la etapa inicial. Chocó contra sus limitaciones y no generó una sola chance frente al marco de Zurlo. Parecía que el Rojo lo definía cuando a los 18 minutos, Naser fue derribado dentro del área. Pero Jesús Martínez ejecutó mal el penal y lo tiró afuera, junto al parante izquierdo.
La victoria se hacía rogar. Faltaba asegurarla, aunque la visita no inquietaba. Los minutos pasaban y Defensores estaba firme. Hasta que a los 35´, Naser metió un gran pase hacia la derecha para la entrada de Yaniz (reemplazó a Jaime). El delantero fue hasta el fondo, metió el centro y Manes aseguró al gol con toque corto. Ahí surgió el grito de desahogo. El anhelado triunfo estaba asegurado. Ojalá pueda ser el comienzo de una racha positiva. El primer paso está dado.
El Rojo jugó con el sello que impone su entrenador. Primero, por sobre todas las cosas, preservó el orden. Jugó con dos líneas de cuatro y buscó contragolpear. Lo hizo de manera inteligente. Golpeó en los momentos justos y pudo festejar.
La necesidad de ganar tuvo un aliado incondicional: el gol tempranero. Iban solo tres minutos de juego cuando Naser, desde una posición cerrada, reventó el ángulo derecho con un potente disparo. El rebote le quedó servido a Diego Matías Jaime, que solo tuvo que empujar al gol. Fue el gol de la tranquilidad. El gol que sirvió para trabajar el partido a su conveniencia. Por momentos, la visita se adelantó demasiado en el campo de juego y con la habilidad del 11, Paez, llevó peligro. Precisamente, el atacante, en gran acción, le sirvió el gol a Jimenez, que remató por arriba del travesaño.
Jones y Benavente tenían mucho trabajo en la mitad de la cancha en la recuperación de la pelota. Y con Naser, inspirado, y Jaime, movedizo, el Rojo se las arreglaba para complicar a la defensa visitante.
La tarea táctico de Camba no trajo novedades en el segundo tiempo. Se agrupó bien atrás, le dejó la pelota a su rival y buscó sorprender de contra. San Miguel ya no estuvo incisivo como en la etapa inicial. Chocó contra sus limitaciones y no generó una sola chance frente al marco de Zurlo. Parecía que el Rojo lo definía cuando a los 18 minutos, Naser fue derribado dentro del área. Pero Jesús Martínez ejecutó mal el penal y lo tiró afuera, junto al parante izquierdo.
La victoria se hacía rogar. Faltaba asegurarla, aunque la visita no inquietaba. Los minutos pasaban y Defensores estaba firme. Hasta que a los 35´, Naser metió un gran pase hacia la derecha para la entrada de Yaniz (reemplazó a Jaime). El delantero fue hasta el fondo, metió el centro y Manes aseguró al gol con toque corto. Ahí surgió el grito de desahogo. El anhelado triunfo estaba asegurado. Ojalá pueda ser el comienzo de una racha positiva. El primer paso está dado.