La barra de Saacachispas, reducida por cierto, tuvo una forma muy particular de alentar en el segundo tiempo. Con un par de vehículos, se situaron en la autopista que está detrás de uno de los arcos y por algunos minutos hicieron sonar sus bombos y gritos. Hasta que debieron retirarse. En todo momento mostraron un clima hostil para la dirigencia de su club.