No existe motivo alguno para justificar semejante incidente. Las versiones en torno el inicio del desbande son totalmente diferentes respecto de quién la cuente.
Muchos hinchas, por un lado, señalaron a este medio “que fuimos provocados por Infantería que, incluso golpearon a un hincha y nosotros respondimos a la agresión”. Del lado de la versión policial, se destacó que “cuando salían los simpatizantes, un pequeño grupo hostilizó al personal policial, que repelió la agresión”. Lo cierto es que la situación ya no pudo controlarse y durante varios minutos la calle Quintana se convirtió en escenario de una confrontación entre un grupo de inadaptados y personal policial, que debió solicitar refuerzos ante el cariz que tomaron los incidentes. Todos los hechos se produjeron fuera del estadio y fueron totalmente ajenos a lo ocurrido durante el partido.
El secretario general del club, Sebastián Martinetti, denunció que “media hora antes, yo había hablado con gente del COPROSEDE y les había advertido que algo podía pasar porque había gente que estaba molestando desde el sector de la escuela 10”.
Por su parte, el presidente Alejandro Sandez, en todo momento se encontró en el lugar de los hechos, tratando de disuadir a los revoltosos y tratando de poner calma a un momento de extrema tensión.
El enfrentamiento continuó hasta el barrio 5 de Mayo, donde este grupo de personas llegó a utilizar la cabina de una camioneta como medio de protección.
Algunos vehículos recibieron el impacto de las piedras y terminaron con sus vidrios dañados.
Cabe destacar que la delegación visitante y la terna arbitral se pudieron retirar, varios minutos después, sin problemas del estadio.
Integrantes del COPROSEDE se acercaron al estadio del Rojo para verificar lo ocurrido. “Tenemos filmados a estas personas que ocasionaron disturbios”, dijo una fuente.
Lo cierto que el Rojo ahora deberá pagar la consecuencia de una tarde que parecía iba a ser de fiesta y terminó en un escándalo.
