El fanatismo por un equipo de fútbol muchas veces supera el
límite de lo impensado. Hay variadas historias que hablan del amor de un hincha
por los colores favoritos. En el caso de Defensores de Cambaceres, hay
historias como la de Néstor Romero, un hincha que vive en Adrogué, y que sigue
al Rojo desde hace décadas por las diferentes canchas del ascenso, tomándose,
en muchos casos, hasta tres o cuatro medios de transporte para llegar a
destino. En épocas de partidos a puertas cerradas, hay otros simpatizantes que
se las ingenian para poder ir a ver los partidos, en algunos casos, incluso,
hasta arriba de los árboles.
Hay hinchas que se tatúan el escudo del club en brazos y
cuerpos. Para hay una historia hasta ahora totalmente desconocida e inédita y
en la que hasta el momento no encontramos otra igual en ningún otro equipo,
luego de bucear las diferentes páginas de internet. Pablo Martínez,
de él se trata, no tuvo mejor idea que la de
tatuarse el nombre de “Cambaceres” en ¡su rostro! Sí, como está leyendo y como
lo gráfica la foto, se hizo grabar la palabra del club de sus amores sobre el
ojo derecho.
“Siento una gran pasión por este club y sufro por todo lo que le pasa.
Y esta es mi manera de demostrar mi amor, sin importarme nada. Se me ocurrió
que no había casos como el mío y decidí hacerlo”, dijo simplemente
Martínez, en una situación sorprendente y atípica. De ahora en más, el nombre del club lo acompañará en su rostro de por vida. Un caso digno para el Guinness.