jueves, 4 de septiembre de 2014

LA TARDE TRANSCURRIO EN PAZ, PERO SIN LOS GRITOS Y EL COLOR DE LOS HINCHAS

Fue un examen para la dirigencia del Rojo y para los organismos de seguridad. Jugar en Ensenada, y a puertas cerradas, era una prueba para todos. Y resultó exitosa. Afortunadamente, los hinchas entendieron el mensaje y todo transcurrió dentro de los carriles normales.  Los simpatizantes no se acercaron el estadio y muchos siguieron el partido por radio en el barrio 5 de Mayo. También otro grupo se reunió en la plaza del skate, Mariano Moreno, para escuchar novedades.
En los alrededores del “12 de Octubre”, un fuerte operativo policial. Vallados en las calles principales para evitar inconvenientes.

El acceso al estadio estuvo controlado por personal del Rojo y por efectivos de la Policía. Y la tribuna de cemento tuvo una soledad pocas veces vista. El estadio de Camba mostró un aspecto inusual. Extrañó el aliento de sus simpatizantes, el colorido de las banderas y el ruido de los bombos. 
Esta vez los “hinchas” fueron los jugadores que formaron parte de los 18 y los dirigentes. Los gritos y “murmullos” que se escucharon fueron de ellos. El grito de gol de los relatores, que provenían de las cabinas, se sintió con mayor claridad. Y las repercusiones de lo que pasaba en camino Rivadavia y Quintana se replicaron en los barrios y en los diferentes lugares donde los hinchas siguieron las alternativas del encuentro.