Por Jorge Daniel Testori
Tengo la sensación que estoy como el pibe en la vereda del cafetín mirando para adentro algo que no es mi realidad.Me siento parte y cabecilla de la gilada para la que se crea una escenografía y un texto teatral del cuál nunca vamos a ser protagonistas porque es para pocos, para los que están adentro.Cada información que llega, cada dato que aparece (un asesinato, una estafa, pequeñas inmoralidades, ¿una coima?, contubernios o algo por el estilo), rápidamente cambia, se transmuta, se embarra, vira una y otra vez de sentido hasta diluirse en el próximo engaño, más grande y más alarmante.
Además, están los desastres naturales : vulcanismo, incendios e inundaciones que se pueden utilizar para hacer olvidar el último escándalo que esta por confirmarse y eso no conviene a los que están acomodados en las sillas del boliche.Afuera, en un azul de frío, el chiquilin no sabe si lo van a correr los de azul o los de amarillo, da lo mismo, las patitas son débiles y las zapatillas quieren despegar del lugar pero no pueden porque están despegadas.