Cuantos sábados sin alegrías como esta que por fin disfrutó el Rojo después de tanto sufrimiento. Una tarde bien plena de sol. Allá arriba, en el cielo, y abajo en el césped donde los jugadores de Camba metieron hasta llevarse un triunfo añorado, y festejado con sabor a descarga. Con 2 goles de Quillutay y la entrega de todos, Defensores le ganó a un difícil Deportivo Armenio.Y el triunfo también vale por la categoría del rival.
Abrazos, sonrisas, caras de felicidad. Todas imágenes descomunales por estas latitudes ensenadenses. No era para menos, el peculiar árbitro del partido Fernando Velarde había marcado el final después de 4 interminables minutos de descuento, y algunas de las tantas heridas que Cambaceres tiene, empezaron a cerrarse. Es que en el segundo partido de Raúl Mármora como técnico ya consiguió 4 valiosos y esperadísimos puntos, y la esperanza de que por fin se encuentre el camino, comienza a tomar forma.
"Si esperan ver otra cosa distinta a la que vieron hoy, que ni vengan a la cancha" decía un realista Raúl Mármora en los vestuarios por fin ganadores. "La situación no nos deja otro remedio. Primero tenemos que cuidar el cero en nuestro arco, y después, con dos líneas de 4 bien paraditas, esperar a poder hacer algún gol". Sin saberlo, el DT interino (a juzgar por los resultados cada vez menos interino), realizó una crónica perfecta de lo que fue este 2 a 1 ante Armenio.
Un Cambaceres que desde el comienzo le cedió la pelota a los dúctiles volantes de Armenio y al que le costó mucho tenerla para generar algo de fútbol. Pero que también supo cortar los circuitos donde más lo necesitaba, en los últimos metros de su propio campo. Allí donde Seevald y Zuleta se cansaron de rechazar pelotazos frontales y cruzados. La apuesta, claro, debía rubricarse con alguna posibilidad de acercarse al arco rival. Hecho que solo podía suceder a través de alguna pelota parada.
Así llegaron los 2 goles de Mariano Quillutay. El primero en el primer tiempo tras un muy buen centro de Oltolina que Quillu terminó cabeceando casi en el mismo ángulo de sentencia. El segundo, tras otro desvío del histórico volante al que la casaca número 10 parece haberle caido de maravillas ("no lo puedo creer, es la primera vez que hago 2 goles en un partido", nos dijo el novedoso goleador). Si bien podemos decir que la eficacia estuvo presente, también, nobleza obliga, debemos marcar que las rachas cuentan. A principio del torneo, jugadas como esas terminaban en nada; hoy, entraron.
Pero el fútbol no se hace solo con rachas, y el Cambaceres que le ganó a Armenio tuvo algunas virtudes resaltables. Por ejemplo un orden táctico recuperado más allá de ciertos desajustes en la complementación al principio entre el mismo Quillutay y el chico Soria (que jugó igualmente bien). O por ejemplo la notable entrega de todos, sumada a la astucia de Gómez arriba para encontrar espacios o fabricarlos. Y del chico Náser para mostrar movimientos con y sin pelota muy interesantes. El mejor fue un bombazo de media vuelta que reventó el palo cuando el partido estaba 2 a 0.
Después iba a llegar el descuento de Armenio a través de su gran centrodelantero Matos y la infaltable angustia para desear el final de una vez por todas. Las dudas, los fantasmas, propios de una situación que no permite nunca cerrar ningún partido sin apremios.
Lo cierto es que Camba ganó y con ello enterró varios cuestionamientos que a priori algunos hinchas se preguntaban. Sobre todo por las dudas que generan las explicaciones sobre las exclusiones de algunos referentes como Nacho González o Maxi Benítez.
La única imagen que va a quedar al fin y al cabo de esta soleada tarde de sábado; es la de los jugadores del Rojo fundidos en un largo y ansiado abrazo. Y en una larga y profunda risa. Si. Porque Cambaceres ahora sabe que después de sufrir tanto...también tiene derecho a reirse.
Por Martin Ortiz (www.lasvocesdelascenso.com.ar)