Frente al reducto de Lamadrid, al que el Rojo hacia casi once años que no visitaba (desde aquel recordado 1-9), se encuentra la cárcel de Villa Devoto. Desde uno de los pabellones, hay ventanas que dan hacia la cancha. Desde allí algunos presos propinaron todo tipo de gritos para con los uniformados y para con la delegación de Camba, tanto en el ingreso como en la salida que produjo sobre la misma calle que da la cárcel.