Por Martín Ortíz
Estuvo en partido, dirimido y parejo, hasta el gol de Caferatta. Después Camba se confundió en impotencia y Lafe se fue agrandando hasta hacer del 1-2 final un resultado exiguo para lo que fue la producción de uno y otro.
En la tarde de Gerli, el rojo redondeó un flojo rendimiento, sobre todo por la escasez de ideas y de gestación de juego. La voluntad? Eso es otra cosa, y este grupo de jugadores que se bancan muchos problemas parece que nunca la van a resignar.
Pero los partidos comúnmente no se ganan solo con ganas, y este fue un caso testigo. Laferrere ofreció fútbol en más calidad y cantidad, y no dejó dudas de la justicia del partido. A Camba si le quedaron dudas, porque después de aquel buen comienzo de torneo, y de perder dejando una buena imagen ante la UAI , esta vez la respuesta fue escasa, y se notó mucho, sobre todo en el complemento.
CUANDO EL PARTIDO FUE PAREJO, LLEGÓ LA DISTRACCIÓN FATAL
Durante los primero 30 minutos. Exactamente hasta el gol de Caferatta. Era parejo y enredado. Miraban las áreas de lejos y dominaban las imprecisiones, los cortes y las dificultades de ambos para clarificar jugadas y generar peligro.
Pero llegó una desatención fatal. Un córner excelentemente enviado y Caferatta que entró tan solo para cabecear, que ni siquiera debió saltar.
Podía imaginarse el impacto, pero no lo determinante que sería.
Así, Casanova y Di Biassi quedaron solos en el deseo de armar juego, y los delanteros aún más.
CUANDO LAFE LO DEFINIÓ
Casi 45 minutos antes del final. Cuando llegó el segundo. El Rojo había salido con más agresividad a buscar el empate en el complemento, pero Gustavo Fernández tenía guardada una carta mortal, una jugada fantástica
Arrancó a la salida del círculo central y empezó a gambetear jugadores con una habilidad endemoniada, cuando levantó la cabeza y vio a Arias Navarro, dio una clase magistral de inteligencia despojada de egoísmo (de la que no se contagiaron Jaime y Montero), y le cedió el gol al enganche de los del tano Stagliano.
Lo que quedaba, casi iba a estar demás.
Hubiera estado demás si Laferrere lo hubiese definido. O si Arias Navarro no hubiese tapado estupendamente unas cuantas pelotas. Pero sobre el final Nahuel Benavente clavó de rebote un fierrazo y casi llega el milagro. Nobleza obliga, hubiera sido totalmente injusto. Hacía rato que Ojeda, Zárate y Fernández estaban manejando el partido a voluntad.
ESTA VEZ VIMOS UN EQUIPO INCONEXO
La primera llegada en profundidad fue del ingresado Federico Castro a los 29 del segundo tiempo, tras un remate por arriba del travesaño. Hasta allí, casi todas habían sido pelotazos a Kissner y Pelosi. A excepción de algunas triangulaciones aisladas entre Di Biassi (el más participativo), Casanova y alguna eventual escalada de Brian Martínez, siempre interesante cuando pasa al ataque.
Es para preocuparse. Si pensamos en las 3 fechas anteriores no. Si vemos estos 90 minutos si. Siempre es bueno tomar el sentido constructivo del término preocuparse. Alejandro AréBalo, en los vestuarios, lo dejó muy en claro. Este grupo siempre va a tirar para adelante. Pero tampoco es de hierro. Hay que apoyarlos, como a los pocos dirigentes que quedan trabajando. De otra manera se sentirán solos. Como se están sintiendo ahora.