sábado, 23 de junio de 2007

En el vestuario hubo lágrimas y emoción







Hubo carnaval en el vestuario de Defensores de Cambaceres una vez terminado el partido. Hubo fiesta, locura y descontrol. “Un minuto de silencio para la Villa que está muerto”, fue el cántico mas escuchado, haciéndose alusión al clásico rival que deberá seguir esperando para poder disfrutar de un duelo que no se juega desde hace veinte años.
Mucha emoción contenida en un festejo alocado. El utilero Germán Pérez terminó abrazado entre sollozos con Mariano Quillutay. La fiesta era increíble. “Nunca nos dimos por vencidos y tuvimos nuestro premio. Esto es para mi hijo Valentino y para Sabrina”, dijo un emocionado Javier Rossi.
“Estuvimos solos, estos jugadores y el cuerpo técnico, pero siempre luchamos para salir adelante”, sostuvo Andrés Gesualdo.
“Una vez el de arriba se tenía que acordar de nosotros. El corazón ya no iba a resistir más. Trabajamos en muchos aspectos en forma profesional, pero vivimos situaciones que parecían de amateur”, dijo el DT Alejo Santa María.