Impresionante. Inolvidable. Habría que buscar cualquier otro adjetivo y podría quedar chico. Los hinchas de Defensores de Cambaceres armaron una verdadera fiesta en la previa del clásico y le pusieron a la cabecera del Bosque un colorido pocas veces visto.
Primero fue la caravana hacia el reducto de 60 y 118: cerca de quince colectivos y vehículos particulares trasladaron a decenas de hinchas que se adueñaron de la tarde. Vestidos con camisetas y con todo lo que se identifica con el Rojo, ocuparon en buen número la tribuna popular y desplegaron un colorido que solo estas fotografías pueden reflejar. Bombos, redoblantes y trompetas sirvieron para ponerle el ritmo a los cánticos. Pero también muchas banderas, el estandarte gigante que fue desplegado en la tribuna, banderas de palo, tirantes de plástico, sombrillas. El recibimiento fue apoteótico. Miles de papeles y serpentinas se desplegaron en el campo de juego para saludar el ingreso del equipo bajo una gritería infernal. Ellos, los hinchas, ganaron su partido desde el corazón y desde el aliento y fueron los protagonistas de una tarde inolvidable.
Primero fue la caravana hacia el reducto de 60 y 118: cerca de quince colectivos y vehículos particulares trasladaron a decenas de hinchas que se adueñaron de la tarde. Vestidos con camisetas y con todo lo que se identifica con el Rojo, ocuparon en buen número la tribuna popular y desplegaron un colorido que solo estas fotografías pueden reflejar. Bombos, redoblantes y trompetas sirvieron para ponerle el ritmo a los cánticos. Pero también muchas banderas, el estandarte gigante que fue desplegado en la tribuna, banderas de palo, tirantes de plástico, sombrillas. El recibimiento fue apoteótico. Miles de papeles y serpentinas se desplegaron en el campo de juego para saludar el ingreso del equipo bajo una gritería infernal. Ellos, los hinchas, ganaron su partido desde el corazón y desde el aliento y fueron los protagonistas de una tarde inolvidable.