Difícil entender y explicar la derrota que sufrió esta tarde Defensores de Cambaceres por 2 a 0 ante Fénix en Pilar. El Rojo jugó mejor que el local, tuvo las mejores chances, las mejores intenciones, pero se quedó con las manos vacías justo a una semana de un partido muy especial. Las causas habría que buscarlas por su falta de contundencia cuando creó las oportunidades y los dos errores defensivos que el costaron los goles y la caída tan impensada como injusta.“Camba” marcó nítidas diferencias futbolísticas en el primer tiempo. Cuando el balón pasó por Ceccatto y Benavente pare recuperar, cuando Manes hizo la diferencia por la izquierda, cuando Miguel López hizo valer su habilidad, el Rojo dejó su selló e insinuó más en un partido peleado y de tono discreto. Ante un rival limitado (por algo va penúltimo) que dependió de lo que hiciera Leonardo Ruíz, lo de Defensores fue más claro y punzante. Llegó en algunas ocasiones con sumo peligro. Un disparo de lejos de Benavente pasó cerca del palo derecho, otro disparo de Ceccatto encontró bien ubicado a Paulitti y el arquero, minutos después, volvió a lucirse en una mano con Manes. El mejor juego de Defensores presagiaba la victoria.
El complemento siguió por los mismos carriles, pero a los dos le costaba llegar con peligro. Las intenciones ofensivas y el intento por darle un buen trato del balón siempre corrían por cuenta del once de Borgarelli. Fénix no inquietaba y parecía conformarse con el empate. Sin embargo, el fútbol siempre depara sorpresas y tiene imponderables. Y sobre los 28 minutos, tras un error defensivo y una salvada providencial sobre la línea, Flores definió cruzado y colocó el inmerecido 1 a 0.
El Rojo no tuvo tiempo de reaccionar. Cinco minutos después se equivocó Cardozo al dar corta una pelota atrás a Lacerre y Zuccaro no perdonó para poner el increíble 2 a 0. Después Fénix terminó floreándose frente al descontrol de un equipo quen o entendía lo que había pasado.