¡Qué lindo es empatar un clásico de esta manera! Se disfruta más quedarse con el último festejo, más allá de que allá sido un empate. Claro que se disfruta porque el clásico estaba perdido, porque se jugaba el quinto minuto del adicional y parecía que la alegría se iba para Berisso. Pero apareció esa magistral definición de Miguel López para estampar el definitivo 2 a 2 y provocar una explosión de júbilo en la multitud de hinchas de Camba que fueron alentar el equipo. Hubiera sido muy duro haber perdido este partido, pero el Rojo tiene algo que jamás va a negociar. Y es precisamente la entrega, el coraje, el valor, las ganas de no renunciar nunca pese a que futbolísticamente volvió a tener ciertos errores. Pero, quizás, en los clásicos no valen los análisis. Valen los resultados, vale ese amor a la camiseta. Fue 2 a 2 y quizás haya estado bien. El partido dejó para muchas polèmicas y tuvo un ritmo mejor al esperado.
PRIMER TIEMPO FLOJITO
Los primeros cuarenta y cinco minutos no sorprendieron en su nivel. Camba insinuó algo más en el comienzo por el trato que buscaban darle a la pelota Soria y Miguel López, aunque sin llegar con claridad. Privaba especialmente el fervor y la entrega de los jugadores. De a poco, la Villa impuso un mayor orden y presencia en la mitad de la cancha. Y dentro de un tràmite parejo, tuvo las más claras oportunidades del primer tiempo. Primero Miranda remató desviado, junto al poste izquierdo. Después otra clara Martini por arriba de Lacerre, con pifiada de Gesualdo y salvada de Dell Orto. Y por último la de Oroná que se fue junto al poste izquierdo.
SEGUNDO TIEMPO EMOTIVO
Fue distinto el complemento por la emoción de los goles y la intensidad del juego. La Villa, cuando Camba buscaba atacarlo, fue el que sacó ventaja. Iban 13 minutos y fue fatídico para Camba, Centro al área, pifiada descomunal de Soria y el gol en contra clavando la pelota contra el vertical derecho ante la desesperación de Lacerre.
El Rojo logró reaccionar y lo empató a los 22 minutos. Córner desde la derecha de López, anticipo de cabeza de Cristian González para el 1 a 1. Tras cartón llegó la expulsión de Rotondo, por una fuerte falta estando amonestado. Estaba para el Rojo. Era para ir a buscarlo. Pero otra vez el infortunio. Iban 27 minutos, llegó un centro al área, Medina cabeceó hacia la izquierda, Vevenis tocó por arriba de Lacerre. Dell Orto alcanzó a despejar pero el línea Gonzalo Filomeno corrió a la mitad de la cancha. ¿Entró la pelota? Quedaron muchísimas dudas que la televisión no logró despejar. Era el segundo de los Celestes. El Rojo sintió el impacto y Medina casi lo liquida en una contra. Borgarelli tiró a la cancha todo lo que le quebaba. Yaniz (al inicio), Massolo y Di Biasi. Fue a puro corazón y poca claridad. Chocó contra un equipo sólido y que demostró personalidad y oficio. El árbitro Velarde, de discreta tarea, adicionó bien seis minutos y cuando los nervios consumían a todos, a los 50, González metió el centro, hubo un despeje defensivo de cabeza y Miguel López, entrando por la derecha, clavó el remate cruzado para el explosivo 2 a 2 final. Quedó el enojo de Lacerre, la expulsión, y con Yaniz en el arco jugando los últimos treinta segundos de partido.
Fue un clásico emotivo, de dientes apretados, donde a Camba se fue con una sonrisa porque como se dio el desenlace del partido.
PRIMER TIEMPO FLOJITO
Los primeros cuarenta y cinco minutos no sorprendieron en su nivel. Camba insinuó algo más en el comienzo por el trato que buscaban darle a la pelota Soria y Miguel López, aunque sin llegar con claridad. Privaba especialmente el fervor y la entrega de los jugadores. De a poco, la Villa impuso un mayor orden y presencia en la mitad de la cancha. Y dentro de un tràmite parejo, tuvo las más claras oportunidades del primer tiempo. Primero Miranda remató desviado, junto al poste izquierdo. Después otra clara Martini por arriba de Lacerre, con pifiada de Gesualdo y salvada de Dell Orto. Y por último la de Oroná que se fue junto al poste izquierdo.
SEGUNDO TIEMPO EMOTIVO
Fue distinto el complemento por la emoción de los goles y la intensidad del juego. La Villa, cuando Camba buscaba atacarlo, fue el que sacó ventaja. Iban 13 minutos y fue fatídico para Camba, Centro al área, pifiada descomunal de Soria y el gol en contra clavando la pelota contra el vertical derecho ante la desesperación de Lacerre.
El Rojo logró reaccionar y lo empató a los 22 minutos. Córner desde la derecha de López, anticipo de cabeza de Cristian González para el 1 a 1. Tras cartón llegó la expulsión de Rotondo, por una fuerte falta estando amonestado. Estaba para el Rojo. Era para ir a buscarlo. Pero otra vez el infortunio. Iban 27 minutos, llegó un centro al área, Medina cabeceó hacia la izquierda, Vevenis tocó por arriba de Lacerre. Dell Orto alcanzó a despejar pero el línea Gonzalo Filomeno corrió a la mitad de la cancha. ¿Entró la pelota? Quedaron muchísimas dudas que la televisión no logró despejar. Era el segundo de los Celestes. El Rojo sintió el impacto y Medina casi lo liquida en una contra. Borgarelli tiró a la cancha todo lo que le quebaba. Yaniz (al inicio), Massolo y Di Biasi. Fue a puro corazón y poca claridad. Chocó contra un equipo sólido y que demostró personalidad y oficio. El árbitro Velarde, de discreta tarea, adicionó bien seis minutos y cuando los nervios consumían a todos, a los 50, González metió el centro, hubo un despeje defensivo de cabeza y Miguel López, entrando por la derecha, clavó el remate cruzado para el explosivo 2 a 2 final. Quedó el enojo de Lacerre, la expulsión, y con Yaniz en el arco jugando los últimos treinta segundos de partido.
Fue un clásico emotivo, de dientes apretados, donde a Camba se fue con una sonrisa porque como se dio el desenlace del partido.