Dentro del descalabro que significa la organización del fútbol argentino y el haber dado por terminado los campeonatos cuando quedaban algunas fechas para su finalización, perjudicando claramente a algunos equipos (especialmente en la Primera Nacional), el formato que se implementó para definir los ascensos en la D parece ser justo.
Claro está, lo lógico hubiera sido continuar las 7 fechas que quedaban del torneo. Sin embargo, en el reparto de premios y castigos, la menor de las categorías parece la menos perjudicada. El campeón del Apertura, Liniers, tiene triple chance de ascenso: ganando este torneo, la final o el reducido sube a la C. No parece justo que en una hipotética final tenga la chance de ascender con un simple empate.
Lo importante es que
aquellos equipos que hicieron mejor las cosas tendrán una doble oportunidad de
ascenso. Los siete elencos que mejor se ubicaron en la general del torneo
concluido tendrán esa ventaja.
Los siete conjuntos que
peor performance hicieron en el torneo lucharán por un lugar en el reducido, un
premio para evitar que estén tantos meses sin jugar.
De movida, el Rojo
apuntará a ganar este torneo y definir el ascenso como visitante ante Liniers. No
es nada sencillo, pero tampoco imposible.
Si no logra esa meta
inicial, le quedará el reducido, donde, en el mejor de los casos, serán tres
partidos para definir su suerte.
O sea que podría considerarse
que está a tres victorias (o tres empates e imponerse en definición por
penales) de regresar a la “C”.
En poco más de dos meses,
estaremos en pleno festejo por el regreso
o dando vuelta la página y pensando en otra temporada en la D