Nada puede sorprender. El nivel del equipo,
ciertamente, no invitaba a ser muy optimista. El post cuarentena no había sido
nada bueno y lo reflejaron los números del mini torneo, con un último lugar. El
Reducido le abría otra esperanza, una nueva historia para sostener dentro de la
cancha. Pero apenas duró noventa minutos. Atlas, una verdadera sombra negra
para Camba, lo hizo ver la dura realidad.
Eliminados y con futuro incierto. Así quedó Defensores, tras el duelo en la cancha de Lugano. Las frustraciones se acumulan años tras año y el hincha está cansado y decepcionado. Espera cambios profundos y otra mirada deportiva desde lo institucional. No todas las culpas son de los jugadores y el cuerpo técnico. Esta dirigencia ya tiene un descenso encima (compartido con la gestión anterior) y dos últimos puestos en la Primera D. Hay dirigentes que cumplieron un ciclo.
El
año del Centenario, histórico por donde lo mire, lo transitará en la última
categoría del fútbol argentino. Aunque duela, es la cruel realidad.