lunes, 18 de enero de 2021

NO HAY UN SOLO CULPABLE

Se derrumbó la ilusión tempranamente. Todo fue efímero y fugaz el paso de Defensores de Cambaceres por el Reducido. Lo que no es fugaz es su recorrido en la Primera D, donde deberá seguir peleándola en el próximo campeonato. La derrota contra Atlas acabó con el sueño de ascenso y la desazón vuelve a reinar en el Rojo, que no puede acomodarse a la categoría, que terminó en el último lugar del Transición y que demostró futbolísticamente no estar a la altura del sueño de volver a la división inmediata superior.

Nada puede sorprender. El nivel del equipo, ciertamente, no invitaba a ser muy optimista. El post cuarentena no había sido nada bueno y lo reflejaron los números del mini torneo, con un último lugar. El Reducido le abría otra esperanza, una nueva historia para sostener dentro de la cancha. Pero apenas duró noventa minutos. Atlas, una verdadera sombra negra para Camba, lo hizo ver la dura realidad.

Eliminados y con futuro incierto. Así quedó Defensores, tras el duelo en la cancha de Lugano. Las frustraciones se acumulan años tras año y el hincha está cansado y decepcionado. Espera cambios profundos y otra mirada deportiva desde lo institucional. No todas las culpas son de los jugadores y el cuerpo técnico. Esta dirigencia ya tiene un descenso encima (compartido con la gestión anterior) y dos últimos puestos en la Primera D. Hay dirigentes que cumplieron un ciclo. 

El año del Centenario, histórico por donde lo mire, lo transitará en la última categoría del fútbol argentino. Aunque duela, es la cruel realidad.