domingo, 22 de marzo de 2020

HISTORIA...¡PRESENTE!

Por Jorge Daniel Testori
Si bien nuestra ensenada, que todos conocen como la Ensenada de Barragán fue reconocida por los primeros navegantes que recorrieron las costas del Río de la Plata como un puerto natural de características beneficiosas para los navíos por su seguridad al protegerlos de los vientos y mareas (ensenada significa "en su seno", protector como pecho de madre) hubo un hecho que propició fuertemente el crecimiento y desarrollo del paraje.

Y ese hecho fue la fiebre amarilla que afectó a la población de la ciudad de Buenos Aires en el año 1867.
En esa epidemia tuvo una destacada actuación nuestro prohombre y vecino Don Francisco Cestino, luchando contra ese flagelo con sus vastos conocimientos de higienista.
A raíz de estas circunstancias sobre la salud humana, los saladeros productores de carnes saladas y conservas en grasa vacuna, fueron trasladados hacia lugares mas distantes y menos problemáticos al considerarlos causantes de la contaminación de las aguas y productores de la enfermedad.
En el año 1871 llega Juan Berisso y en 1872 Antonio Cambaceres a instalar sus industrias cárnicas a nuestra región, donde fueron fuentes de trabajo y crearon un polo de atracción para el poblamiento del lugar.
Lo que quiero decir, es que nacimos de una epidemia, la superamos y crecimos.
Eso conlleva una gran responsabilidad individual y colectiva.
Somos parte de un todo.
Si no colaboras, vos mismo te estás excluyendo.