sábado, 23 de febrero de 2008

Una reacción memorable para un empate muy meritorio








El Cambaceres de los milagros se dio una vuelta por la noche de Vicente López. Estaba para el cachetazo y para la goleada. Perdía exageradamente por 3 a 0 y no había esperanza para la heroica. Sin embargo, el Rojo sacó fuerzas ante la adversidad, la peleó, le puso corazón y actitud y alcanzó una remontada memorable para empatarle 3 a 3 al escolta del torneo, al Atlanta de Passini, ante el asombro de los hinchas locales que no podían creer lo que estaban viendo.
La diferencia en el primer tiempo estuvo en la jerarquía de algunos nombres del local y en la efectividad para convertir las pocas situaciones a favor en goles. En el juego, estuvieron a mano. En más, por momentos el Rojo jugó mejor, soltando los volantes y llegando a posiciones de gol. Pero fue Atlanta el primero en golpear a los 3 minutos con una potente definición de Molina. Camba estuvo para empatarlo en un par de jugadas. Primero fue Zuleta el que cabeceó desviado; luego Banegas remató alto desde buena colocación y también lo tuvo Víctor Gómez y salvó Llinas. El Rojo manejaba con acierto el balón y preocupaba con las subidas de Ladogna y la peligrosidad de Víctor Gómez. Sin embargo, los errores siempre los termina pagando. Una mala salida de Reme, derivó en una jugada que fue un córner desde la derecha. Lo ejecutó Fernández y Scatolaro, libre de marcas, metió el frentazo para el 2 a 0. Demasiado premio para un equipo que había inquietado poco a nacho González. La efectividad en las áreas sellaba el resultado en la primera mitad.
La consigna para el segundo tiempo era ir a buscar a Atlanta, la idea de que el partido no estaba cerrado fue la que procuró transmitir “Lalo” Borgarelli desde el banco de suplentes. Esas ganas chocaron con el tercer tanto del local. Iban 11 minutos. De Muner fue apilando jugadores y cuando pisó el área clavó un golazo al ángulo derecho. Todos pensamos que el partido estaba liquidado. Todos creíamos que el Rojo se derrumbaba. Pero hubo un quiebre en el encuentro. Atlanta pareció confiarme y en el minuto 23 Ibañez clavó un golazo al ángulo derecho de Llinas. Ahí empezó a creer el Rojo que se podía. Borgarelli daba indicaciones a los gritos y buscaba recambio en el medio con los ingresos de Casanova por Banegas y de Martín Muñoz por el muy cansado Ladogana. La otra variante fue la lesión de Zuleta (sería desgarro), quien fue reemplazado por Gamberini. A defender con tres y buscar el arco de enfrente. Sobre los 27 minutos, el milagro empezó a tomar más forma cuando Seevald empujó una pelota en el área chica y puso el 2-3. Atlanta sintió el golpe, le movió la estantería y cuando quiso reaccionar ya era tarde. Defensores creció, lo atacó y mostró una actitud diferente. Y sobre los 33 minutos, llegó la notable definición de Víctor Gómez por arriba del uno local para redondear una reacción sensacional.
Hasta lo pudo haber ganado en el final cuando el árbitro Germán Delfino no cobró una falta contra Víctor Gómez dentro del área.
Fue una reacción inolvidable. Camba guapeó como hacía tiempo no lo hacía y tuvo una actitud enorme para sobreponerse a la adversidad. El festejo final lo dice todo: un interminable abrazo de Borgarelli y Freyre y de todos los jugadores. Para lo anímico, este empate tiene un valor enorme. Le cambia el ánimo al plantel y le demuestra que se puede.