Por Jorge Daniel Testori
Estuve en Varsovia haciendome el tonto cuando Adolfo mandó a sus embajadores a cobrar los impuestos y creí que los rubios ademas de traerme cervezas y los largos con filtro, me regalaban la libertad que nunca llegó.Me aparecí en Corea y despues en Vietnam patrullando las calles a ver que onda y los tipos vivían como topos debajo de la tierra y en las selvas.La primavera de Praga y Marcuse tomando otra vez la Bastilla.Woodstock y Altamont me encontraron mal parado y con demasiada carga en los bolsillos y en la sangre. Despues los árabes nos sacaron la tarjeta amarilla y se llenaron de gorras los patios traseros para pagar las deudas de los despilfarrantes. La Luna ya no era
vírgen, los Gatos, Manal y Almendra eran historia como Los Beatles, Janis y Jimi Hendrix. El sueño había terminado con el Estado de Bienestar Keynesiano y Freud que yacía muerto hacía mucho tiempo nos traumó culpandonos de todo.Nixon y Watergate eran tomados para la joda, pero los imperios no descansaron.O pregunten por Margaret, por el Atlántico Sur, por el muro de Berlín, por los neoliberales, por el fín de la Historia y la mar en coche.Ahora que el patrón es uno sólo, el diablo pasea desnudo y es conveniente guiñarle un ojo o hacerle reverencias, y no te recomiendo darle la espalda porque Saddam y Osama eran dos locos, pero billetera sigue matando a galán.