Su apellido está emparentado en muchos goles de Camba a principios de los setenta, a tal punto que pasó la barrera de las 50 conquistas. No era un delantero de punta, sino más bien un volante ofensivo.
Abelardo Fariscoy dejó su sello en el Rojo en los tiempos de la Primera “D” y hoy sigue vinculado al deporte de la mano del atletismo.